Cuando los demás no aprecian nuestro trabajo…
No te molestes cuando los demás no valoren tu esfuerzo. En esos momentos, acuérdate de que no es para ellos que trabajas, sino para el Señor, y que será Él quien recompensará tu sacrificio, no los otros.
«Acostúmbrate a no decirle nada a tu mamá o a tu hermana, cuando te sientas indignada por las injusticias que cometen contigo. Mejor apártate y, sin importar lo que te digan, permanece en silencio. Ve a tu habitación y siéntate a leer algún pasaje del Evangelio, aunque en ese momento no entiendas nada. Concéntrate en hacer todo para el Señor y haz lo que puedas, según tus fuerzas. Eso es justamente lo que te enfada, que no puedes hacer tantas cosas. Intentas abarcar mucho, y es normal que no consigas gran cosa.
Tus fuerzas son limitadas, y te empecinas en querer hacer mucho. Por eso es que terminas irritándote, porque piensas que los demás no aprecian tu trabajo, tu sacrificio. Mejor trabaja solamente en lo que esté a tu alcance hacer, y no te molestes cuando los demás no valoren tu esfuerzo. En esos momentos, acuérdate de que no es para ellos que trabajas, sino para el Señor, y que será Él quien recompensará tu sacrificio, no los otros».
(Traducido de. Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 121)