Cuando los santos nos sonríen
Nosotros somos la suma de todos los santos que nos han sonreído y llevamos el nombre de todos nuestros mentores.
«Hay una niña de (la ciudad de) Buzău, quien un día se llenó de tristeza, porque en la escuela le dejaron como tarea escribir la vida del santo con cuyo nombre había sido bautizada. Y nuestra protagonista se llenó de pesar, porque su nombre es… Roxana. Todos sus compañeritos dijeron: “¡Muy bien! ¡Hagamos la tarea!”. En la primera pausa, el primer recreo, Roxana se acercó al profesor. Este, al verla con los ojos llenos de lágrimas, le preguntó: “¿Por qué lloras, pequeñita?”. Ella le respondió: “Perdóneme, padre, pero no tengo ningún santo del cual hablar”. “Pero es muy sencillo, ¡es sencillísimo! Escúchame: ¡todo lo que tienes que hacer es adoptar un santo!”. Con tono de asombro, la niña dijo: “Pero ¿cómo, padre? ¿Cuándo? ¿En dónde?”. “Sí, hijita. Ve a la iglesia y adopta un santo. Míralos bien a todos… ¡y elige uno!”.
Bien. Una semana después, en la clase de religión, lo primero que hizo el profesor fue preguntarles a los niños. Hay profesores que, cuando no se han preparado bien para la clase, lo primero que hacen es preguntar: “¿Qué les dejé de tarea para hoy, niños?”. Con esto, lo único que consigue es trasladarles esa presión. Y eso fue lo que pasó aquel día en la clase de Roxana. Todos levantaron la mano, incluso ella.
—¡Yo! ¡Yo! ¡Pero no me llamo Roxana!
—¡Vaya! ¿Cómo te llamas, entonces?
—¡Me llamo Parascheva (Paraskeva)!
—¿Cómo?
—¡Muy fácil! Fui a la iglesia, me puse a ver de izquierda a derecha… ¡y adopté a Santa Parascheva!
—¿Por qué?
—¡Porque me sonrió!
Cada uno de nosotros envejece con los maestros y profesores que le han sonreído, llevándolos todo el tiempo en el alma. Yo no me llamo simplemente Constantin Necula. También soy doña Ileana, mi primera maestra. También soy don Florin Sindrilaru, mi profesor de idioma. Y también soy mis profesores de química y física, a quienes recuerdo con el corazón de vez en cuando. De hecho, nosotros somos la suma de todos los santos que nos han sonreído y llevamos el nombre de todos nuestros mentores».
(Fragmento de la conferencia: “Familia, casa sufletului copilului. Educația în iubire” (La familia, hogar del alma del niño. Educando en el amor), organizada por la Asociación “Prorelis”, el 12 de mayo de 2016, la cual tuvo como invitado al padre Constantin Necula).