Cuando nos llega el momento de partir...
¡Sólo Aquel que está en lo alto lo sabe todo! Por eso es que debemos estar siempre preparados para la llegada de ese momento.
Hoy ves a tu hija, una niña pequeña, una florecita. Con el tiempo, ves cómo va creciendo, cómo se hace como una flor grande. Años después, se casa, y empieza a marchitarse lentamente. Cuando menos lo espera, su cabeza empieza a ser poblada por cabellos blancos. Esto es señal de partida. El otoño de la vida. ¡Cuando empiezas a encanecer, listo, te ha llegado el otoño de la vida! ¡En cualquier momento la muerte hará su aparición y partirás a la eternidad!
¡Pero, cuántos no mueren antes de envejecer! Si la muerte viniera a llevarnos antes de los ochenta años, con razón podríamos decir: “¡Espera, aún tengo cosas por hacer!”. No olvidemos que el Señor nos legó un arma para siempre, cuando dijo: “¡Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora!”. No sabemos cuando partiremos. Porque hay uno que se va siendo niño, otro en la adolescencia, otro en la edad adulta y otro en la vejez. Uno muere en un accidente de tránsito, otro en un terremoto, a otro le matan mientras dormía. ¡Sólo Aquel que está en lo alto lo sabe todo! Por eso es que debemos estar siempre preparados para la llegada de ese momento.
(Traducido de: Ne vorbește Părintele Cleopa - 3, Ed. Mănăstirea Sihăstria, 2004, p. 86)