Cuando se nos olvida que Cristo está ahí, esperándonos
A menudo, Cristo viene y llama a tu puerta. Tú lo haces pasar al vestíbulo de tu alma y, abrumado por tus ocupaciones, te olvidas de tu Divino visitante. Él espera y espera…
Anfiloquio, un venerable anciano de Patmos, decía al respecto del hombre que se olvida de Cristo por causa de sus innumerables ocupaciones: “A menudo, Cristo viene y llama a tu puerta. Tú lo haces pasar al vestíbulo de tu alma y, abrumado por tus ocupaciones, te olvidas de tu Divino visitante. Él espera y espera… Y, si te demoras demasiado, se levanta y se va. Algunas veces estás tan ocupado, que le hablas desde la ventana. ¡No tienes tiempo ni para abrirle la puerta!”.
(Traducido de: Andrei Andrecuț, Arhiepiscopul Alba Iuliei, Cuvintele Bătrânilor, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2004, p. 6)