Cuando trastrabillamos en lo cotidiano...
Si espabilamos y observamos nuestros problemas a la luz de la eternidad, veremos cómo cada una de esas preocupaciones se hace cada vez más pequeña...
Algunas veces, cuando trastrabillamos en lo cotidiano, los granos de arena de los problemas diarios que nos angustian, se levantan y llegan a parecernos inmensos y peligrosos acantilados, a cuyas orillas yace un terrible abismo, listo para engullirnos con sus fauces infinitas.
Pero, si espabilamos y observamos nuestros problemas a la luz de la eternidad, veremos cómo cada una de esas preocupaciones se hace cada vez más pequeña, dibujando en nuestro rostro una sonrisa y forjando en nuestro corazón el coraje necesario para buscar serenamente la solución a cada de ellas.
Entonces veremos cómo aquellos acantilados, aquel abismo y aquella preocupación que parecía interminable, a la luz del tiempo empiezan a desvanecerse, hasta que logramos sortear todo con facilidad.
(Traducido de: Arhiepiscopul Iustinian Chira, Convorbiri în amurg, Editura Dacia, Cluj-Napoca, 2006, pp. 188-189)