Hay una psicosis, es cierto, porque las señales del fin del mundo parecen ser muchas, tal como lo fueron hace mil años, o hace trescientos, etc. Sin embargo, recordemos lo que dijo Jesús: “Tomad el ejemplo de la higuera. Cuando la vean florecer, es que viene la primavera”. Yo creo que nosotros, esperando, viviendo esta atmósfera de fin de siglo o de milenio, decimos que viene el fin del mundo. Si has quedado en verte con algún amigo de tu infancia, luego de largos años sin encontrarse, y te dice “nos vemos en tal sitio”, tu corazón se prepara con emoción para ese momento, de manera que cuando crees verlo venir, dices: “¡Creo que es él!”. Pero no es él. Después aparece otra persona que se le parece, o como crees tú que es su aspecto después de tantos años, y dices nuevamente: “¡Creo que es él!”, pero no es él. Finalmente, cuando aparece en verdad, tu corazón lo reconoce y ya no dices “creo”, sino “¡Es él!”. Lo mismo ocurre con el fin de los tiempos: habrá señales que nos anunciarán que, efectivamente, el fin ha llegado. Por lo demás, como dice el Señor, “Habrá señales, pero no os asustéis, que todavía no será el fin del mundo”.

Además, ¿cómo podríamos saber que es el fin del mundo, si Dios no nos da la señal absoluta del final?

(Traducido de: Părintele Gheorghe Calciu Dumitreasa, Suferinţa ca binecuvântare, Editura Cathisma, Bucureşti, p. 88)