¡Cuánto nos necesitamos los unos a los otros!
Durante este periplo muchos envejecerán, otros se debilitarán, otros se enfermarán, y todos necesitaremos de mucha compasión y de un soporte firme para poder proseguir con nuestra travesía.
¡Cuánta necesidad tenemos los unos de los otros! Pero ¡qué difícil le resulta al otro convivir con nosotros, y qué importante es hacernos un apoyo para los demás! Somos una multitud en movimiento, hecha de la misma arcilla y caminando hacia el Reino de Dios, en un mundo en el que hemos perdido la mayoría de nuestras riquezas espirituales. De alguna forma nos parecemos a los judíos del Antiguo Testamento, quienes perdieron la seguridad de un estatuto de esclavos en Egipto, para atravesar la línea de la frontera, el Mar Rojo, tan lejos de la Tierra Prometida…
La mayoría de nosotros todavía deambulamos en el desierto, buscando ese camino. Por eso es que nos necesitamos recíprocamente, tal como quienes atraviesan el desierto se necesitan mutuamente para no morir, para no perder la dirección, para no perder el valor, para poder continuar con su viaje. Durante este periplo muchos envejecerán, otros se debilitarán, otros se enfermarán, y todos necesitaremos de mucha compasión y de un soporte firme para poder proseguir con nuestra travesía.
(Traducido de: Mitropolitul Antonie de Suroj, Făcând din viață rugăciune, Editura Sofia, p. 99-100)