Palabras de espiritualidad

¡Cuidado con los vicios!

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

Ocupémonos de las cosas de nuestra alma, porque el tiempo se acorta, y quien se preocupa por las cosas del mundo termina descuidando la del espíritu.

A cada persona que desee presentarle su auténtica contrición a Dios, le suplico que evite a toda costa caer en el vicio de la bebida, porque el vino azuza las pasiones y aparta del alma la Gracia de Dios. No busques, querido hijo, los placeres del cuerpo, mientras vivas en este mundo, y jamás te confíes cuando veas que tus pasiones se han tranquilizado por un tiempo, porque estas y los demonios suelen esconderse con astucia, esperando a que el hombre descuide un poco su alma, creyendo que ya la ha purificado, y después se abalanzan inesperadamente sobre ella. Y si llegan a dominarla, la degradan atrozmente con toda clase de pecados y vilezas.

Así las cosas, permanezcamos atentos a nosotros mismos, obrando lo que tenemos que hacer y esforzándonos en toda virtud, y solo así nos libraremos de las pasiones. El esfuerzo y el empeño puesto en esta breve vida no solo nos libran del mal, sino que preparan las coronas para nuestra alma, aun antes de morir. Amados, ocupémonos de las cosas de nuestra alma, porque el tiempo se acorta, y quien se preocupa por las cosas del mundo termina descuidando la del espíritu. ¡Acordémonos siempre de Dios, Quien todo el tiempo tiene los ojos dirigidos a nosotros, viendo lo que hacemos!

(Traducido de: Patericul Lavrei Sfântului Sava, Editura Egumenița, 2010, pp. 71-72)