¡Cuidado, que es fácil caer en el engaño!
Caemos en el engaño, cuando creemos que somos más inteligentes y más experimentados que los demás, incluso que nuestro propio padre espiritual.
El hombre cae en el engaño, sea por falta de experiencia, o por simple orgullo. Si es por falta de experiencia, el Señor viene y nos sana pronto. Pero, si es por orgullo, el alma tendrá que sufrir mucho hasta que aprenda a ser humilde, y entonces el Señor la sanará.
Caemos en el engaño, cuando creemos que somos más inteligentes y más experimentados que los demás, incluso que nuestro padre espiritual. También yo caí en esto por falta de experiencia, y tuve que sufrir mucho... Pero le agradezco a Dios por haberme ayudado a humillarme y entender todo, y por no haberme negado Su misericordia. Ahora comprendo por qué, si no nos confesamos correctamente, es imposible librarnos del engaño; esta es la razón por la cual el Señor les concedió a los sacerdotes la facultad de atar y desatar (nuestras faltas).
(Traducido de: Cuviosul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii și iadul smereniei, Editura Deisis, Sibiu, 2000, pp. 187-188)