De cómo llegamos al conocimiento de Dios
Cada individuo puede llegar al conocimiento de Dios, a la verdadera teología, por distintos medios y caminos, de los cuales el más seguro y aconsejable será siempre el que nos enseña la Iglesia.
La teología le da sentido a todo, en tanto que la filosofía no solamente no le da un sentido a tu vida, sino que incluso puede desorientarte y hacerte vacilar, debilitando tu fe, porque es algo puramente humano, puramente racional.
La teología supera lo humano, lo racional. Con el pensamiento filosófico, avanzas hasta cierto punto, hasta un cierto límite, pero de ahí en adelante no tienes como seguir adelante, sino que te quedas como suspendido, impotente; pero, por orgullo, no cedes. Por el contrario, con la teología puedes extrapolarte a la divinidad. Un teólogo se acerca a Dios, tal como una persona se acerca a otra. Lo imposible se vuelve posible. “Todo es posible para aquel que cree”, dice el Señor (Marcos 9, 23).
Los santos, teólogos por excelencia, llegaron a ver lo que había dicho nuestro Señor Jesucristo: “Yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Desplázate de aquí allá, y se desplazará, y nada os será imposible” (Mateo 17, 20). Si tenemos esa fe, así sea pequeña como un simple grano de mostaza, devendremos en verdaderos teólogos.
Muchas personas, buscando sinceramente la verdad, llegaron, por medio de la filosofía, a la teología, al conocimiento de Dios. Esto es algo bueno, pero no recomendable como regla general, porque cada individuo puede llegar al conocimiento de Dios, a la verdadera teología, por distintos medios y caminos, de los cuales el más seguro y aconsejable será siempre el que nos enseña la Iglesia.
(Traducido de: Protosinghelul Ioachim Pârvulescu, Cele trei mari mistere vizibile și incontestabile din Biserica Ortodoxă, Editura Amacona, 1997, pp. 89-90)