De cómo propiciar el encuentro entre los jóvenes de hoy y la Ortodoxia
Tenemos que orar por ellos, tenemos que hablarles de lo que está bien y de lo que está mal, tenemos que evangelizarlos, pero no adaptarnos a ese espíritu “moderno”. No se trata de vulnerar la grandeza de nuestra fe.
Las ideas de la sociedad contemporánea perjudican a los niños. (...) Son ideas que exacerban la indocilidad, la rebeldía. Y vemos los frutos de esto en los niños y los jóvenes. Los jóvenes claman actualmente: “¡Tienen que entendernos!”. Pero no tenemos que correr precipitadamente a buscarlos. Al contrario, tenemos que orar por ellos, tenemos que hablarles de lo que está bien y de lo que está mal, tenemos que evangelizarlos, pero no adaptarnos a ese espíritu “moderno”. No se trata de vulnerar la grandeza de nuestra fe. No se trata de, al intentar ayudarlos, apropiarnos de su forma de pensar. Tenemos que ser quienes somos y, al mismo tiempo, enseñarles la verdad, la luz.
Los niños y los jóvenes tienen mucho que aprender de los Santos Padres. Esas enseñanzas les hablarán de la confesión, de la lucha contra las pasiones, de la maldad, de cómo los santos supieron vencer el mal que pervivía en su interior. Y, entre tanto, a nosotros nos corresponde orar a Dios para que Él venga a morar en sus corazones.
(Traducido de: Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, 2003, p. 350)