De cómo rechazar las tentaciones de las pasiones
En esta lucha espiritual tenemos que oponernos a cualquier deseo o impulso, “demostrando que somos capaces de renunciar totalmente a él”.
Apartemos todas esas provocaciones que terminan sometiendo a nuestro corazón, para impedir que los pensamientos que el maligno trata de infiltrar en nuestra mente se conviertan en pasiones que consentimos. Vigilar nuestros pensamientos nos ayuda a evitar caer en ese consentimiento, y a detener “el torbellino de pensamientos y figuraciones que hacemos girar en torno a una idea proyectada en nuestra mente por las pasiones”: “Aquel que, desde el principio, piensa con pureza o se opone y rechaza las provocaciones del maligno, elimina también todas las consecuencias que estas podrían generarle”.
San Máximo el Confesor subraya las nefastas secuelas de la indolencia ante los pensamientos perniciosos: “La mente que se deleita en algo que está sometido a los sentidos, se deja dominar por alguna pasión relacionada con esto, por ejemplo, algún apetito, alguna tristeza, la ira o el recuerdo del mal sufrido. Y si no desprecia esas cosas, no podrá librarse de dicha pasión”. En esta lucha espiritual tenemos que oponernos a cualquier deseo o impulso, “demostrando que somos capaces de renunciar totalmente a él” (San Gregorio Palamás).
(Traducido de: Mitropolitul Hierotheos Vlachos, Psihoterapia ortodoxă: știința Sfinților Părinți, traducere de Irina Luminița Niculescu, Editura Învierea, Arhiepiscopia Timișoarei, 1998, pp. 327-328)