De cómo se manifiesta la presencia absoluta de Cristo en el corazón del hombre
La santidad corona el esfuerzo y el sacrificio perseverante de una vida entera.
Entre la auténtica santidad o la búsqueda sincera de la santidad, y la falsa santidad, estimulada por toda clase de impostores, hay tres diferencias radicales:
a) La santidad corona el esfuerzo y el sacrificio perseverante de una vida entera, en tanto que la fama que caracteriza a la santidad engañosa “se obtiene” después de un breve tiempo lleno de demostraciones que no son más que una farsa.
b) La verdadera santidad es un estado de pureza de todas las pasiones carnales y espirituales, especialmente el orgullo y la vanidad. Por su parte, la falsa santidad busca primero la celebridad, fingiendo humildad y amor, con tal de atraer la atención de los demás. El verdadero santo incluso es capaz de soportar el rechazo de quienes le rodean, porque tiene otras alegrías y no necesita alimentarse con los elogios de otras personas. Lo que le interesa a él es pasar desapercibido. Y es Dios quien revela quiénes son los verdaderos santos, aun sin que ellos lo quieran; en muchas ocasiones, esto ocurre después de su muerte.
c) La verdadera santidad es una señal de la presencia y la acción redentora de nuestro Señor Jesucristo en el hombre y por medio del hombre; por esta razón, la vida completa y el pensamiento de un santo es como una silenciosa irradiación del Evangelio y la Resurrección de Cristo. En cambio, los charlatanes están llenos de oscuridad y de todo tipo de tinieblas, tanto en lo que respecta a la doctrina, como en su vida moral.
(Traducido de: Ieromonahul Adrian Făgețeanu, Ieromonahul Mihail Stanciu, De ce caută omul contemporan semne, minuni și vindecări paranormale? Un răspuns ortodox, Editura Sophia, București, 2004, pp. 87-88)