De la boca del hombre brotan tanto el bien como el mal
Ambos caudales manan del mismo hontanar: el hombre puede, con su boca, elogiar la virtud, pero también puede difamar. Puede alabar a Dios, pero también puede ofenderlo.
Fuente de dos clases de agua es la boca del hombre. Con una resucita, con la otra mata. Con una purifica, con la otra ensucia. Ambos caudales manan del mismo hontanar: el hombre puede, con su boca, elogiar la virtud, pero también puede difamar. Puede alabar a Dios, pero también puede ofenderlo. Puede levantar al caído, pero también puede hacer caer al que se ha empieza a levantar. Puede dar coraje, pero también puede debilitar. Puede guiar al camino correcto, pero también puede llevar a la perdición. Sabias son aquellas palabras: “Sopla una llamita, y el fuego arde; escúpela y se apaga: ¡ambas dependen de tu boca!” (Eclesiástico 28, 12). Miriam, la hermana de Moisés, alabó a Dios con su boca, cuando Su pueblo fue salvado y el Faraón derrotado, diciendo: “¡Cantemos al Señor, porque Su gloria es inmensa!”. La misma Miriam habría de murmurar en contra de Moisés, siendo castigada por Dios con la terrible lepra. ¿Vieron cómo de la misma boca pueden brotar tanto el bien como el mal?
Por eso, tú, cristiano, sé consecuente en el bien. Y cuando veas a un justo, no extingas con tus escupitajos su integridad, sino que enciende aún más la brasa divina en él, haciéndola más luminosa. Y cuando veas a un pecador que se arrepiente, no le recuerdes sus faltas, arrojándole nuevamente las astillas de aquello a lo que ha renunciado. Porque su pecado caerá sobre ti y tú serás juzgado como si tú lo hubieras cometido, no él. No ensucies a quien ha comenzado a limpiarse; más bien ayúdalo a limpiarse mejor. No asustes al que ha elegido el camino de la virtud, más bien anímalo. Todo esto, porque serás juzgado —el día del estremecedor Juicio de Dios— por lo que hayas hecho brotar de tu boca en este mundo.
(Traducido de: Episcop Nicolae Velimirovici, Răspunsuri la întrebări ale lumii de astăzi, volumul II, Editura Sophia, Bucureşti, 2003, pp. 249-250)