De la grandeza de los oficios litúrgicos ortodoxos
En la Liturgia radica nuestro poder contra las fuerzas de los enemigos.
¡Oh, qué grande, santa, redentora, y deseada es la Liturgia para el cristiano! ¡En verdad, la iglesia se convierte en el Cielo! Dios Trino desciende sobre el santo y vivificador altar, cada día, realizando el inconmensurable milagro de Su piedad, convirtiendo el pan y el vino en el Purisimo Cuerpo y la Purísima Sangre del Hijo de Dios, haciendo dignos a los fieles de comulgar con ellos.
En la Liturgia radica nuestro poder contra las fuerzas de los enemigos, nuestra victoria sobre quienes nos han vencido muchas veces con las pasiones, la pureza de nuestras impurezas, la luz de nuestras almas, la santidad, nuestra gloria, nuestra esperanza y nuestro aliento.
(Traducido de Sfântul Ioan de Kronstadt, Liturghia – cerul pe pământ, Editura Deisis, 2002, p. 165)