De la sabiduría de un anciano monje
Ahora entiendo que el hecho de ser lo que soy tiene un propósito. Ahora estoy en paz. Ser lo que soy ahora es de gran provecho espiritual para mí.
Es muy simple. Como dicen los griegos, “Kalo gheros”, es decir, “anciano bueno”. Es decir que también debes practicar la bondad. Y es que nosotros, los monjes, nos apartamos del mundo para cultivar la bondad, para no ser como todo lo que hay alrededor. El egoísmo del mundo es como una guerra atómica para el monje.
(Hay quienes) siguen enviando personas para que vengan a pedirme consejo, aquí, al Monasterio Vatopedi, diciéndoles que soy un hombre espiritual. Pero no es cierto. Cuando los veo venir, me pregunto qué podría decirles alguien como yo… ¡No tengo el don de la palabra! ¿Qué les puedo decir yo, que no soy más que un pobre ciego? Soy un viejo ciego. ¡No soy nada más que eso! Pero soy rumano. Y por eso no renuncio. Soy rumano y amo a mi país. Perdónenme, pero yo soy así, un humano cualquiera… No solo no veo, sino que también estoy viejo, y la vejez trae consigo unas luchas realmente titánicas.
Le pedí a la Madre de Dios que me concediera el don de dejar de lamentarme (por causa de la ceguera), y ella se apiadó de mí. Ahora entiendo que el hecho de ser lo que soy tiene un propósito. Ahora estoy en paz. Ser lo que soy ahora es de gran provecho espiritual para mí.
(Traducido de: Starețul Dionisie – Duhovnicul de la Sfântul Munte Athos, Editura Prodromos, 2009, pp. 283-284)