De la vida de San Demetrio Basarabov
San Demetrio siempre fue un ejemplo viviente del monaquismo más auténtico, tanto para los demás monjes como para la gran comunidad de todos los fieles.
Habiendo conocido algunos monjes de los monasterios de la región, San Demetrio pudo observar la vida en virtud que llevaban todos ellos, lejos del mundo y su bullicio. A medida que crecía en edad y sabiduría, sintió el anhelo de ser parte de la vida monacal, a pesar de haber practicado hasta entonces, quizás sin darse cuenta, los tres “consejos” que se piden a cada monje: una vida en santidad (castidad), humildad (obediencia) y pobreza.
Por eso, un buen día se apartó del mundo y sus cosas, y, “tomando su cruz”, se hizo monje en un monasterio de las cercanías. Después, se fue a vivir a una cueva en un acantilado, a orillas del río Lom. Allí vivió años enteros practicando el ayuno severo, la templanza y la oración, completamente aislado del mundo e incluso de los demás monjes.
No se sabe cuántos años vivió en esa cueva ni cómo se procuraba lo necesario para subsistir, del mismo modo en que se desconoce cuándo partió a la eternidad. De una cosa estamos seguros: que siempre fue un ejemplo viviente del monaquismo más auténtico, tanto para los demás monjes como para la gran comunidad de todos los fieles.
(Traducido de: Pr. prof. dr. Mircea Păcurariu, Sfinţi Daco-Români şi Români, Editura Trinitas, Iaşi, 1994, p. 107)