Palabras de espiritualidad

De las diferencias entre los Sacramentos y los demás ritos de la Iglesia

  • Foto: Valentina Birgaoanu

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Translation and adaptation:

Antiguamente no se hacía una distinción tan rigurosa como la actual entre los Sacramentos y los demás ritos y oficios.

El canon actual de los ritos y oficios litúrgicos lo encontramos en el Eucologio, en donde también aparecen las disposiciones relativas a la celebración de los Sacramentos. Los ritos y oficios litúrgicos se asemejan a los Sacramentos tanto en su propósito como en sus medios y efectos. Tanto los unos como los otros buscan, en primer lugar, nuestra bendición y santificación. Y tanto los unos como los otros obran en misterio con la misma fuerza, una que no se puede ver, la de la Gracia Divina, de la cual son mediadores.

Por eso, antiguamente no se hacía una distinción tan rigurosa como la actual entre los Sacramentos y los demás ritos y oficios. Los más importantes de estos últimos eran considerados sacramentales, como la bendición del agua (aghiasma), los oficios fúnebres, la bendición de las iglesias, etc. Con el paso del tiempo, la Iglesia fijó en siete el número de los Sacramentos, de acuerdo al número de los dones del Espíritu Santo.

Las diferencias entre los Sacramentos y los demás ritos litúrgicos pueden explicarse así:

a) Dejando a un lado las diferencias de estructura (o de canon), en primer lugar, los Sacramentos fueron fundados, directa o indirectamente, por nuestro Señor, y se refieren exclusivamente a nuestra persona y nuestra vida, santificando nuestros momentos, actos o circunstancias más importantes. Por su parte, los demás ritos y oficios, en su mayoría, han sido compuestos y organizados por la Iglesia y tienen una esfera de influencia mucho más amplia, es decir que sus efectos se aplican no solamente a nuestra vida humana, sino también a la misma naturaleza y a las demás criaturas.

b) En segundo lugar, desde un punto de vista soteriológico, los Sacramentos son fundamentales para nuestra salvación, algunos de ellos siendo absolutamente obligatorios e indispensables para todo cristiano (por ejemplo, el Bautismo, la Crismación, la Confesión y la Santa Eucaristía), en tanto que los otros oficios, aún los más vinculados a nuestra vida, no tienen ese carácter de absoluta necesidad. Su ausencia no atrae la pérdida o privación de la salvación, pero su presencia amplifica y fortalece la Gracia y la santidad recibidas por medio de los Sacramentos.

c) En tercer lugar, los Sacramentos obran por sí mismos: sus efectos y eficacia no dependen ni del merecimiento de quien los administra ni de aquel que los recibe, en tanto que el efecto de los demás ritos y oficios depende también de la fe y merecimiento de quien los recibe o de aquellos para quienes son realizados o se van a beneficiar de ellos.

(Traducido de: Preot Prof. Dr. Ene Braniște, Liturgica specială, Editura Lumea Credinței, București, 2008, p. 358)