- Juzgar a nuestros semejantes es una debilidad espiritual que no debe soslayarse. El que juzga a su semejante comparte la misma culpa con el pecador.

- Nuestro stárets aconsejaba a los cristianos que siguieran la justa medida en todo, para no caer en una alegría interminable o en una tristeza exagerada. Los extremos han llevado a muchos a un final trágico, incluso al suicidio.

- Cuando sientas dolor al recordarte del pasado, lo mejor es que simplemente te arrepientas por tus errores y dejes de pensar en ello. Para no caer en la desesperanza o debilitarte, acuérdate siempre de los ejemplos de la enorme misericordia de Dios para con los más grandes pecadores. ¿Qué es lo esencial? No juzgar, no envidiar, conocerse a uno mismo y vivir en Dios.

- No pongas atención a tus sueños. Es preferible no recibir a un ángel, que recibir a un demonio con cara de ángel. Somos orgullosos y con facilidad nos dejamos engañar en este aspecto.

- Es suficiente con llegar a conocerte a ti mismo.

- Si alcanzas el amor al esfuerzo, Dios te enviará la paz.

- Lo que siembres en tu juventud será lo que coseches en tu vejez.

- Sólo hay tres cosas que pueden atemorizarnos: el momento de nuestra muerte, cómo moriremos y a dónde iremos cuando suceda.