Palabras de espiritualidad

De los afectos

  • Foto: Bogdan Bulgariu

    Foto: Bogdan Bulgariu

Los afectos, como poderes del cuerpo, no son ni buenos ni malos, pero se vuelven buenos o malos con el uso que les damos con o sin control y sin discernimiento racional y espiritual.

Los afectos, como poderes del cuerpo, no son ni buenos ni malos, pero se vuelven buenos o malos con el uso que les damos con o sin control y sin discernimiento racional y espiritual. Satisfechos en los límites naturales y con discernimiento, su actividad no nos sobrecarga ni se opone al dinamismo de la vida moral. 

Desde un punto de vista ascético, los afectos constituyen la premisa tanto para la realización de las virtudes, cuando estas son canalizadas en una dirección espiritual positiva. No obstante, al mismo tiempo, la falta de voluntad, de fuerza moral, la desviación de la razón de su función de guiar la vida de toda el alma, pervierten esta energía y la dirigen en una dirección negativa, anti-espiritual y pecaminosa.

(Traducido de: Preot Ioan C. Teşu, Patima desfrânării şi lupta împotriva ei, Editura Credinţa strămoşească, p. 35)

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