En el Santo Monte Athos, muchos oran de noche. Hay algunos que oran desde el anochecer hasta que amanece, sin darse cuenta que el tiempo ha pasado. Cuando amas a Dios, las horas corren a otra velocidad. ¡Oh, qué maravilla, el Santo Monte Athos de noche! Incienso, mirra, ángeles, oraciones... Los ángeles elevan las oraciones de los santos hasta donde está Dios. ¡Qué misterio!

Nosotros, en el Santo Monte nos despertábamos sin necesidad de un reloj. Cuando era ya hora de levantarse, inmediatamente sáltabamos de la cama. Y aunque estuvieras cansado por haberte desvelado, cuando era hora de levantarse, sentías como si tus pies volaban para salir del lecho. Es una costumbre, una vez te despiertas, literalmente vuelas. Desde luego, podría pasar que mejor te vuelvas hacia la pared y duermas hasta el mediodía. ¡Muy mal! Por eso, una vez te despiertes, levántate de la cama. Así podrás comenzar a orar más fácilmente. Y si inesperadamente te despiertas por la noche, no te acuestes inmediatamente. Dios te está dando la oportunidad para que ores, cuanto puedas, serenamente..

(Traducido de: Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, Traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, 2003,  pp. 280-281)