Palabras de espiritualidad

De nuestros pensamientos surge todo, tanto lo bueno como lo malo

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Con nuestros pensamientos virtuosos, serenos, sosegados y perfectos influimos también en nosotros mismos e irradiamos esa paz a nuestro alrededor.

De nuestros pensamientos surge todo, tanto lo bueno como lo malo. De igual forma se materializan también nuestros pensamientos. Y hoy vemos cómo todo lo creado en este mundo y en el cosmos es el pensamiento de Dios materializado en tiempo y espacio. También nosotros fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. ¡Qué inmenso don recibió la humanidad, aunque no lo entendamos! Y no entendemos que con nuestros pensamientos influimos en los demás. Puede ser para bien o para mal: todo depende, insisto, de nuestros deseos y pensamientos.

Con nuestros pensamientos virtuosos, serenos, sosegados y perfectos influimos también en nosotros mismos e irradiamos esa paz a nuestro alrededor, hacia nuestra familia y nuestras relaciones sociales, etc. Y sus efectos no se sienten solamente en la tierra, sino también en el universo. Si nos atacan los pensamientos negativos, no es una buena señal. Cuando en nosotros habita el mal, este se irradia también a nuestro alrededor, hacia nuestra familia y hacia el medio en el cual nos hallamos. He aquí que podemos ser un bien o un mal para los demás. ¡Y qué importante es ser una buena persona, por tu propio bien, hombre!

(Traducido de: Starețul Tadei de la Mănăstirea Vitovnița, Pace și bucurie în Duhul Sfânt, Editura Predania, București, 2010, p. 11)