Palabras de espiritualidad

De un milagro de Santa Bárbara relatado por San Paisos de Athos

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

Seguramente mis quejas no le habían gustado a Santa Bárbara... ¡Es mejor no lamentarse! Si no te lamentas, es que hay nobleza en tu interior...”

Padre, ¿por qué muchos de nosotros sentimos una devoción especial por un santo en específico?

—Para que la persona desarrolle una devoción especial por un santo, es necesario que este le haya hablado en su interior, de una manera u otra. Cada uno de nosotros, gracias al auxilio recibido en cierto momento por algún santo, empieza a germinar un amor especial hacia él. Esto puede ser algo serio, o también algo que carezca de importancia.

En mi caso, debido a que desde pequeño me llevaron a la iglesia de Santa Bárbara, en Konitsa (Grecia), crecí sintiendo un gran fervor por esta santa. Ella me ayudó mucho cuando estuve en el ejército, en donde, a pesar de no tener mayor formación escolar, me pusieron a cargo de las transmisiones de radio.

Tiempo después me ayudó en el sanatorio, cuando fui operado de los pulmones. Los médicos me dijeron que una vez se limpiara mi pulmón, me quitarían todos los tubos y aparatos. Y aunque esto tendría que haber ocurrido unos cinco días después de la cirugía, pasó casi un mes y yo seguía intubado, cosa que me causaba mucho dolor. Recuerdo bien que un sábado 3 de diciembre estuve esperando a que vinieran los médicos a librarme de ese tormento, pero ni se asomaron. Al día siguiente, domingo, cuando se celebraba la fiesta de Santa Bárbara, me dije:

Si Santa Bárbara hubiera querido ayudarme, yo ya no estaría sufriendo todo esto. Los médicos no vienen a verme. Hoy, que es domingo, es imposible que vengan. ¿Quién puede venir a quitarme estos tubos?”. Después dije un par de cosas, en tono de lamentación: “¡Cuántas veces encendí la veladora en la pequeña iglesia de Santa Bárbara! ¡Cuántas veces limpié la candela, cuánto aceite llevé a la iglesia para que nunca le faltara...! Algunas veces hasta limpié toda la iglesia... ¿Y ella no viene a ayudarme?”. Luego de unos instantes de reflexión, pensé: “Está claro que he enfadado a Santa Bárbara y por eso no ha venido a ayudarme ”.

En ese instante oí que había cierta agitación en el pasillo. Después, “¿Qué pasa aquí? ¿Hay alguien que necesite asistencia?”. “¡Vienen los doctores!”, me anunció alguien. Nadie sabía qué le ocurría al director, porque desde muy temprano les ordenó a los médicos: “¡Vayan a desintubar al monje!”. Estos entraron al salón y me dijeron: “Hemos venido a quitarle esos tubos, padre”. Seguramente mis quejas no le habían gustado a Santa Bárbara... ¡Es mejor no lamentarse! Si no te lamentas, es que hay nobleza en tu interior.

(Traducido de: Sfântul Cuvios Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovniceşti. Volumul IV. Despre rugăciune, Editura Evanghelismos, București, 2013, pp. 99-100)