Palabras de espiritualidad

De un milagro obrado por San Gregorio el Decapolita con una mujer paralizada

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Con gran esfuerzo, la hicieron pasar tres veces seguidas bajo el cofrecillo que contiene las reliquias.

El 27 de julio de 1920, dia de la festividad de San Panteleimón, una mujer llamada María, oriunda del distrito rumano de Vâlcea, se hallaba trabajando en la cosecha de ciruelas. Por descuido, en un momento dado se cayó de uno de aquellos árboles, quedando paralizada por completo. Luego de algunos días, sus familiares la llevaron ante las reliquias de San Gregorio. Con gran esfuerzo, la hicieron pasar tres veces seguidas bajo el cofrecillo que contiene las reliquias. Durante la Divina Liturgia, la pobre mujer estuvo acostada sobre una colcha, al lado de las santas reliquias. Cuando finalizó el oficio de la Santa Unción, que sucedió a la Liturgia, la mujer súbitamente se despertó. Aquella terrible parálisis había desaparecido. Minutos después, pidió que la ayudaran a ponerse de pie. Poco a poco se acercó al cofrecillo, se inclinó ante él, pasó debajo del soporte de madera que lo sostenía, e hizo algunas postraciones en señal de gratitud. A los pocos días subió hasta el lugar conocido como la “cueva de San Gregorio”, en lo alto de una montaña, en compañía de aquellos parientes que la habían llevado a venerar las reliquias.

(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie Bălan, Sfintele moaşte din România, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2004, p. 96)