Debes dar no sólo de lo que tienes, sino también de lo que eres. Así se aprende el amor.
San Nicolás Velimirovich dice, “En consecuencia, debes saber, tú que honras a Dios, que existen tres clases de espíritus: el Espíritu Santo de Dios, el espíritu natural y los espíritus de los demonios. Te lo repito: así como es el espíritu que tiene dentro, así es también el hombre en su integridad. Esta es la característica de la divinidad, de la perfección del Amor, la de dar no sólo de lo que es Suyo, sino darse también a Sí Mismo.”
En todo lo que nuestro Bondadosísimo Creador da a Sus criaturas, Él da de lo que es Suyo, o se da a Sí Mismo. Cuando Él da luz, lluvia, cosechas abundantes, salud o la capacidad de conocer la naturaleza, Él está dando de lo que es Suyo. En otras palabras, Dios da algo que ha creado, algo que es Suyo, pero que no es Él Mismo. Sin embargo, cuando Él otorga el Espíritu Santo, entonces sí que se entrega a Sí Mismo. Esta es la característica de la divinidad, de la perfección del amor, dar no sólo de lo que es Suyo, sino darse también a Sí Mismo.
En consecuencia, debes saber, tú que honras a Dios, que existen tres clases de espíritus: el Espíritu Santo de Dios, el espíritu natural y los espíritus de los demonios. Te lo repito: así como es el espíritu que tiene dentro, así es también el hombre en su integridad.
(Traducido de: Sfântul Ierarh Nicolae al Ohridei și Jicei; Fericitul Arhimandrit Justin Popovici, Taina și semnificația bătăliei de la Kosovo, traducere din limba engleză de Paul Bălan, Editura Anestis, 2013, pp. 79-80)