Decidirse a sanar el alma
Usualmente, los medicamentos no se nos recomiendan dependiendo de si nos agradan o no, sino que suelen ser amargos, y aún así debemos tomárnoslos, sin rechazarlos, sabiendo que es algo que nos hará bien y nos librará de alguna enfermedad.
«Cuando sobre él venga alguna acusación con fundamento, como me cuentas, que Dios sea quien lo juzgue; ni siquiera yo intentaré defenderlo cuando sea reprendido. Sin embargo, deseo que su conciencia sane; por eso, le leí tu carta, como si se tratara de un beneficioso medicamento, y él, aún sin quererlo, acabó tomándose esta medicina hasta la última gota, e inmediatamente se sobresaltó, quejándose de que era algo difícil de soportar. Viendo esto, yo me puse encomiar sus propiedades (del medicamento), diciendo que es algo muy necesario y provechoso. Usualmente, los medicamentos no se nos recomiendan dependiendo de si nos agradan o no, sino que suelen ser amargos, y aún así debemos tomárnoslos, sin rechazarlos, sabiendo que es algo que nos hará bien y nos librará de alguna enfermedad. ¡Y cuántas fruslerías no tomamos voluntariamente para nuestra salud física, en tanto que nos cuesta aceptar algo que nos lleve a sanar nuestro orgullo!».
(Traducido de: Sfântul Moise de la Optina, Filocalia de la Optina, Editura Egumeniţa, Galaţi, 2009, p. 117)