Palabras de espiritualidad

Del padre espiritual y su forma de orientar a sus discípulos

    • Foto: Tudor Zaporojanu

      Foto: Tudor Zaporojanu

El padre espiritual te da un canon y tú debes ejecutarlo, porque, si no lo haces, estarás pecando.

El trabajo de los padres espirituales constituye una verdadera escuela; esto no es algo reciente, sino que proviene desde los primeros siglos del cristianismo. A este respecto se puede decir que existe una cierta visión más severa del padre espiritual sobre sus discípulos, y otra perspectiva un poco más indulgente. Tenemos, por ejemplo, a San Basilio el Grande, quien era muy riguroso consigo mismo y con sus penitentes. Como canon por algunos pecados prescribía apartarse de la Santa Comunión por un período prolongado de tiempo. Después vino San Juan “el Ayunador”, quien enmendó los cánones de San Basilio y acortó esos plazos en los que se vedaba el acceso a la Comunión. En cambio, recomendaba más días de ayuno, como compensación.

Actualmente tenemos a nuestros grandes padres espirituales, muchos de los cuales son muy exigentes y otros un poco más flexibles, pero tanto los unos como los otros evitan caer en cualquier forma de extremismo. El padre espiritual te da un canon y tú debes ejecutarlo, porque, si no lo haces, estarás pecando. Es importante tener en cuenta a qué padre espiritual acudes y cómo vuelves de él, pero, insisto, sin caer en los extremismos. El padre espiritual tiene la libertad de aplicar los cánones como un juez. Así, en función de cada persona y de su grado de arrepentimiento, el confesor tiene la potestad de prescribirle un máximo, si se trata de un pecador empedernido que necesita ser enmendado con severidad, o un mínimo, eso sí, absolviéndolo totalmente a la segunda visita. Si el penitente está verdaderamente arrepentido y decidido a cambiar, es como si trajera una esponja para que Dios borre la pizarra de sus faltas.

(Traducido de: Mitropolitul Bartolomeu Anania, Rugăciunea izvor de putere în încercările vieții, Editura Doxologia, Iaşi, p. 76)