Días y horas...
Con el paso de los días y las horas se extingue un poco más tu vida en este mundo.
Los días y las horas, como si fueran ladrones y bandidos, te roban y te atrapan. El hilo de tu vida se rompe y se acorta sin cesar. Los días entierran tu vida, las horas la ponen en el sepulcro. Con el paso de los días y las horas se extingue un poco más tu vida en este mundo.
La vida que hoy vives huye y vuela con el final del día, porque cada día forma parte de tu vida y parte con ella. Cada día entierra un poco tu vida, cada hora arroja a la fosa una parte de ella, y en la agitación del tiempo se van, se extinguen y se hacen nada.
Así como los días pasan con rapidez, del mismo modo la vida se va de nosotros; es imposible que esta se detenga. Si el sol se detuviera en lo alto del cielo, y la luna frenara su órbita, talvez se detendría el tiempo de tu vida, porque dejaría de correr hacia el final...
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Psaltire sau cugetări evlavioase şi rugăciuni, Editura Sophia, Bucureşti, 2011, pp. 210-211)