Dios está siempre listo para perdonar
Cristo, misericordioso, con una sola palabra y en un instante puede anular los pecados de una vida entera: los de la mujer licenciosa, los de la adúltera, los del publicano, o los del buen ladrón.
La misericordia es lo opuesto a la contabilidad, que es asunto del demonio. Éste enumera, hace cuentas, no borra nada, no perdona, no olvida. Cristo, misericordioso, con una sola palabra y en un instante puede anular los pecados de una vida entera: los de la mujer licenciosa, los de la adúltera, los del publicano, o los del buen ladrón. La contabilidad (del maligno), verdadera máquina de calcular, es mecánica, despiadada, porque no permite cambiar una sola cifra. Todo permanece inerte, para siempre.
La misericordia, al contrario, está siempre dispuesta a olvidar, a perdonar, a absolver, a dejar pasar.
(Traducido de: Nicolae Steinhardt, Dăruind vei dobândi, Editura Mănăstirii Rohia, Rohia, 2006, p. 179)