Dice Agustín de Hipona que el hombre tiene que hacer todo lo que pueda, y pedirle a Dios lo que no pueda: “haz lo que puedas y pide lo que no puedas”.

¿No tienes más fuerzas? ¿No confías en tu propia voluntad? Es porque no se lo pides a Dios: “No tenéis porque no pedís” dice Santiago (4, 2). ¿Les temes a las tribulaciones? ¿Te asusta la tentación del pecado? Vela y ora, para no caer: “Velad y orad para que no caigáis en tentación” (Mateo 26, 41).

Por eso, no dejes de entregarte a Dios y pídele con fervor que te otorgue la fuerza para vencer tus debilidades y que fortalezca tu voluntad en la decisión que tomaste con el auxilio celestial, con la esperanza de que Él te escuchará, en Su inmensa misericordia, tal como Él mismo lo promete: “él clamará a Mí y Yo escucharé su clamor” (Éxodo 22, 27).

(Traducido de: I. P. S. Pimen Arhiepiscop al Sucevei şi Rădăuţilor, Povățuiri pentru spovedanie, Editura Arhiepiscopiei Sucevei si Rădăuţilor, Suceava, 2002, p. 64)