Dios no se aparta del hombre que hace el bien a los demás
Cuando un hombre terrenal da con un buen propósito y no buscando ser encomiado, Dios no lo deja, sino que más adelante le habla en el corazón.
Padre, hay personas que no creen (en Dios), pero que se compadecen de los demás y obran el bien sin pensárselo dos veces....
—Cuando un hombre terrenal da con un buen propósito y no buscando ser encomiado, Dios no lo deja, sino que más adelante le habla en el corazón. Por ejemplo, un conocido mío, que vivía en Suiza, me contó lo siguiente: una mujer opulenta, pero atea, era tan compasiva, que llegó a repartir todos sus bienes entre los pobres y necesitados. Con los años, también ella cayó en la pobreza más grande, precisamente por haber dado todo lo que tenía. Entonces, todos aquellos que habían recibido su ayuda se organizaron y la llevaron al mejor asilo. No obstante, a pesar de haber hecho tanto bien, nunca dejó de ser atea. Iban y le hablaban de Cristo, pero a ella no le interesaba. Decía que Cristo fue solamente un hombre bueno, un luchador social, y otras teorías semejantes. Es posible que los cristianos que le rodeaban no hayan podido ayudarla con el ejemplo de su propia vida. “¡Ora por esa alma!”, me pidió mi amigo. También él oró mucho por aquella mujer. Tiempo después, mi amigo me dijo: “Un día de estos, cuando fui a visitarla al asilo, la encontré completamente cambiada. ‘¡Creo, creo!’, me dijo con regocijo”. Le había sucedido algo que había venido a transformer su vida. Y después pidió ser bautizada.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovnicești, vol.2: Trezvie duhovnicească, traducere de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Ed. a 2-a, Editura Evanghelismos, București, 2011, pp. 180-181)