Palabras de espiritualidad

Dios nos ayuda a extinguir el fuego del pecado

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

El espíritu maligno solamente tiene ascendencia sobre los pecadores; pero, cuando se trata de aquellos que se han purificado de sus pasiones, sólo puede atacarlos parcialmente o desde afuera.

Si nos unimos a los malos pensamientos que nos provoca el demonio, estamos pecando.

Pero si luchamos contra ellos y los rechazamos, estamos actuando bien. Ese es el “ruido de los pensamientos” que no pueden ser detenidos. El espíritu maligno solamente tiene ascendencia sobre los pecadores; pero, cuando se trata de aquellos que se han purificado de sus pasiones, sólo puede atacarlos parcialmente o desde afuera.

¿Es posible que el hombre, especialmente cuando es joven, no se encienda o no se turbe por causa de los pensamientos carnales? Por eso, debe pedirle a Dios nuestro Señor que lo ayude a apagar la llama del pecado, cuando esta recién empieza a formarse. Sólo así podrá evitar que crezca en él el fuego de las iniquidades.

(Traducido de: Arhimandrit Dosoftei Morariu, Sfântul Serafim de Sarov, 2002, p. 393)