Dios nos puede salvar en un instante
¡Sálvame, Señor, sálvame a mí, oh Dios Bondadoso, recíbeme en Tu Reino Celestial! ¡Todo es posible para Ti!
¡Con cuánta facilidad y rapidez nos puede salvar el Señor! En un segundo, inesperadamente, sin que apenas nos demos cuenta. Muchas veces ha sucedido que, habiendo pecado durante el día, al caer la noche, después de haber orado con el corazón contrito, me he ido a dormir en paz, ¡con la albura que el don del Espíritu Santo da a la nieve!
¡Qué fácilmente nos salvará el Señor al llegar el ocaso de nuestra vida, cuando seamos ancianos! ¡Sálvame, Señor, sálvame a mí, oh Dios Bondadoso, recíbeme en Tu Reino Celestial! ¡Todo es posible para Ti! “Que se mantenga en pie o que caiga es algo que importa sólo a su amo; pero se mantendrá en pie, pues poderoso es el Señor para sostenerlo” (Romanos 14, 4).
(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronstadt, Cum ne mântuiește Dumnezeu, Editura Sophia, București, 2012, p. 8)