Si alguien, a pesar de luchar con denuedo, llega a caer, no debe entristecerse ni desanimarse por lo sucedido, sino, siguiendo las palabras del profeta Isaías, levantarse y mantener buen ánimo, cantando: “Sabedlo, pueblos: seréis destrozados; escuchad, confines todos de la tierra; en guardia: seréis destrozados; en guardia: seréis destrozados. Trazad un plan: fracasará. Decid una palabra: no se cumplirá. Porque con nosotros está Dios” (Isaías 8, 9-10).

Dios levanta a los que han caído (Salmos 144, 14) y hace que nuestros enemigos lloren, si nos arrepentimos.

(Traducido de: Cerească Înțelepciune de la cei de Dumnezeu luminați Dascăli despre Cum să biruim deprimarea, ediția a 2-a, traducere de Constantin Făgețan, Editura Sophia, București, 2008, p. 114)