Dios respeta absolutamente nuestra absoluta libertad
Él permanece a la puerta y llama. No entra si no es invitado. Y, antes de dar, pregunta: “¿Crees que puedo?”. No pregunta si el solicitante es digno de recibir, sino si es libre de creer.
En el cristainismo, el Señor está siempre presente, pero en ningún momento se impone sobre nuestra libertad absoluta. Él permanece a la puerta y llama. No entra si no es invitado. Y, antes de dar, pregunta: “¿Crees que puedo?”. No pregunta si el solicitante es digno de recibir, sino si es libre de creer. Y, al recibir nuestra respuesta, Él responde respetando nuestra libertad: “¡Sea según tu fe!”.
El cristianismo es lo que está más cerca de la ley fundamental del universo: la ley que puede ser llamada “de la contradicción” (coincidentia oppositorum), de la paradoja, de la dialéctica, de la bipolaridad simultánea: ¡Creo, Señor, pero ayuda mi poca fe!
(Traducido de: Nicolae Steinhardt, Jurnalul fericirii, Editura Mănăstirii Rohia, Rohia, 2005, p. 195)