¿A dónde se dirige tu atención y tu esfuerzo?
El hombre carnal trabaja solamente para obtener una ganancia material, en tanto que el hombre espiritual se afana en hacer todo para gloria de Dios.
El hombre carnal mantiene su mente y sus intenciones dirigidas únicamente a la obtención de las cosas terrenales, en tanto que el hombre espiritual tiende siempre a las cosas eternas.
El hombre carnal trabaja solamente para obtener una ganancia material, en tanto que el hombre espiritual se afana en hacer todo para gloria de Dios y el provecho de sus semejantes.
El hombre carnal, si hace algo elogiable, busca una recompensa tangible; por su parte, el hombre espiritual espera la recompensa de Dios en la eternidad, por haber cultivado las virtudes.
El hombre carnal, aunque haga algo digno de encomio, lo hace por la vanagloria y para recibir la honra de los demás; el hombre espiritual, al contrario, dirige toda su intención a la gloria de Dios y a la esperanza en una vida futura.
El hombre carnal se envanece y se jacta delante de los demás, se siente superior e incomparable, despreciando a sus semejantes. Por su parte, el hombre espiritual se humilla frente a Dios y frente a los demás.
(Traducido de: Sfântul Tihon de Zadonsk, Lupta dintre carne și duh, Editura Egumenița, Galați, 2011, p. 12)