Palabras de espiritualidad

¿A dónde vas, pensamiento mío?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

¡La mente no está atenta, sino que vuela incesantemente, hacia las infinitas alturas! Su vuelo se asemeja a la prisa del rayo, cuando éste consigue tocar los dos extremos del horizonte.

¿A dónde vas, pensamiento mío? Observa detenidamente tus pecados, enciende en mí el remordimiento: necesito purificarme llorando amargamente, necesito limpiarme con mis lágrimas. ¡Y la mente no escucha, sino que vuela incesantemente, hacia las infinitas alturas! Su vuelo se asemeja a la prisa del rayo, cuando éste consigue tocar los dos extremos del horizonte. Y, entonces, el pensamiento se eleva a la altura de la visión espiritual, desde donde puede observarlo todo con detalle y ampliamente; ¡vaya una vista extraordinaria y asombrosa! Frente a ella está el mundo entero, desde su creación hasta el final de los tiempos... todo lo que ha sucedido en el mundo, todo lo que está pasando y todo lo que aún no ha ocurrido. Frente a ella está la vida de cada persona, en cada uno de sus detalles. Y, sobre todo, se ve a Dios, Creador de todo y absoluto Soberano, Quien todo lo ve, todo lo administra, determinando el propósito de cada cosa y de cada hombre.

(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancianinov, Cuvinte către cei care vor să se mântuiască, traducere de Adrian si Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, Bucureşti, 2000, p. 50)

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