El alimento del corazón
El corazón del hombre no necesita comida para crecer, sino la Gracia de Dios.
Cuando tu conciencia está en paz porque te has reconciliado con todos, puedes ayunar con agrado, sin sentir pesar alguno. Ese contento espiritual te fortalece para que estés sano, aunque consumas solamente un trocito de pan y un poco de agua, y, al mismo tiempo, te ayuda a tener una mente y un cuerpo ágiles. Y, créeme, avanzarás mucho más que aquellos que todo el día comen carne. Y es que el corazón del hombre no necesita comida para crecer, sino la Gracia de Dios.
¿Qué dice el Apóstol? “Es mejor afianzar el corazón con la gracia que con alimentos” (Hebreos 13, 9). La fuerza que dan los alimentos tiene un trasfondo de pecado y está llena de toda inmundicia, en tanto que la fuerza que nos da la Gracia le da al hombre salud, sosiego y la felicidad en esta vida y en la vida futura.
(Traducido de: Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie. O sinteză a gândirii Părintelui Cleopa în 1670 de capete, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 212)