El alma se estremece como una hoja en otoño
También el alma se estremece, como se estremece una hoja en otoño con el más leve soplo del viento. Porque los ángeles dicen: “¡De acuerdo a tus obras, Aleluya! Nosotros te hubiéramos ayudado, pero también tú debías habernos ayudado con tus propias obras”
¿Ven cómo gime el hombre, cómo llora y qué intranquilidad lo invade cuando le llega el momento de morir? Porque es entonces cuando puede ver cómo vienen hacia el los poderes enemigos a arrancarle el alma. También el alma se estremece, como se estremece una hoja en otoño con el más leve soplo del viento. Porque los ángeles dicen: “¡De acuerdo a tus obras, Aleluya! Nosotros te hubiéramos ayudado, pero también tú debías habernos ayudado con tus propias obras”
Por eso, antes de que nos llegue ese terrible momento, antes de que venga el primer juicio del alma, y luego, el gran Juicio de la Segunda Venida, preparémonos, estemos atentos. ¡Apresurémonos desde ya! No mañana o pasado mañana. Desde hoy, desde este preciso momento, pongamos en nuestro corazón el arrepentimiento y volvámonos hacia Dios. Y cuando Él vea nuestra buena intención, nos ayudará. Y esa pequeña intención fructificará y se hará grande, de manera que podremos llegar a ser dignos de la salvación de nuestra alma.
(Traducido de: Părintele Efrem Athonitul, Despre credinţă şi mântuire, tradusă de Cristian Spătărelu, Editura Bunavestire, Galaţi, 2003, p. 13)