El amor al prójimo se manifiesta también cuando oramos por la salvación de todos
El Espíritu Santo ama las almas de aquellos que se muestran atentos y preocupados por la salvación de sus semejantes.
Ora por el perdón de los pecados de tus semejantes, del mismo modo en que pides el perdón de tus propias faltas, cuando, con el alma llena de dolor y pesadumbre, sientes la necesidad de arrodillarte e implorar la indulgencia de Dios, presentándole tu corazón contrito, con sinceridad y lágrimas fervientes.
Ora por la salvación de los demás, tal como oras por tu propia salvación. Si logras hacer de esto un hábito, recibirás del Señor Sus dones en abundancia, los dones del Espíritu Santo, Quien ama las almas de aquellos que se muestran atentos y preocupados por la salvación de sus semejantes, porque Él Mismo, el Espíritu Santo, quiere que todos nos salvemos. Eso sí, primero nosotros tenemos que quererlo y buscarlo, con toda la buena disposición de nuestro corazón: “El Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables” (Romanos 8, 26).
(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronstadt, Viața mea în Hristos, Editura Sophia, București, 2005, p. 31)