El amor desmedido por el mundo
Creemos que es mejor despreciar esas de abajo, porque son pequeñas y finitas, y amar las que están ciertamente allí, cosas buenas y eternas.
(Marcos 8, 36): ¿De qué le sirve a uno si ha ganado el mundo entero, pero se ha destruido a sí mismo?
Este mundo nos habla de adulterio, de corrupción, de riquezas y de engaños, pero el otro mundo (cuando es visto desde la perspectiva de la fe), le dice adiós a todas esas banalidades. No podemos ser amigos de ambos, sino que debemos decirle adiós a uno, para gozar del otro. Creemos que es mejor despreciar esas de abajo, porque son pequeñas y finitas, y amar las que están ciertamente allí, cosas buenas y eternas.
(Traducido de: Scrisoarea a doua a lui Clement 6, a su vez traducido al rumano por Ioan-Lucian Radu)