El amor no necesita recompensa alguna, sino tan sólo que lo recibamos con alegría
El cristiano debe apreciar el amor de Dios, saber valorarlo y reproducirlo con su propio amor. La respuesta del hombre al amor de Dios consiste en ser agradecido. Dios se alegra cuando el hombre hace Su voluntad, es decir, cuando cumple con Sus mandamientos, con el mandamiento del amor y el mandamiento de la humildad. ¡Cuando el hombre tiene humildad y amor, Dios vive en él y él en Dios!
Dios visita de distintas formas al que se aleja de Él para vivir en pecado. Y Dios hace esto para para tenerlo cerca y otorgarle Su misericordia. Si no hacemos lo mismo, si no hay amor en nuestra alma, no somos de Dios.
El cristiano debe apreciar el amor de Dios, saber valorarlo y reproducirlo con su propio amor. La respuesta del hombre al amor de Dios consiste en ser agradecido. Dios se alegra cuando el hombre hace Su voluntad, es decir, cuando cumple con Sus mandamientos, con el mandamiento del amor y el mandamiento de la humildad. ¡Cuando el hombre tiene humildad y amor, Dios vive en él y él en Dios!
(Traducido de: Avva Efrem Filotheitul, Sfaturi duhovniceşti, traducere de Pr. Victor Manolache, Editura Egumeniţa, Alexandria, 2012, p. 57)