El amor te enseña a alegrarte del bien ajeno
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”, porque el amor te enseña a alegrarte del bien del otro —así como te alegras por el bien que te sucede— y a aceptar sus defectos, así como aceptas los tuyos.
El amor te muestra a tu semejante, así como te muestra a ti mismo también. El amor te enseña a alegrarte del bien del otro —así como te alegras por el bien que te sucede— así como a aceptar sus defectos, así como aceptas los tuyos.
Si el amor está fuertemente enraizado, dará frutos de toda bondad. Ya que, “no mates, no cometas adulterio, no robes, no atestigües en falso contra tu prójimo” (Éxodo 20, 13-16) y cualquier otro mandamiento, hacen parte de este capítulo referente a un sólo mandato: “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19, 18; Gálatas 5, 14) (extraído de la “Prédica sobre el amor perfecto”).
Así como el amor cubre innumerables pecados, así también la enemistad trae el pecado (de la “Homilía XX”).
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Texte alese, volumul I, traducere de Preot Ioan Andrei Târlescu, ediție îngrijită de Ieromonah Porfirie Nichita, Editura Bunavestire, Bacău, 2012, p. 44)