Palabras de espiritualidad

El aroma del nombre de Cristo

    • Foto. Silviu Cluci

      Foto. Silviu Cluci

Sintiendo ese olor tan dulce, muchas veces pensaba: “¿Qué tiene esta oración?”. ¡Es el nombre de Cristo!

San Gregorio Palamás dice que, cuando la oración (del corazón) es pronunciada con cada respiración, con el tiempo, una agradable fragancia empieza a brotar de la nariz. Y es cierto. Por medio de la oración, un aire perfumado se empieza a generar, el cual no es sino fruto de la oración.

Cuando (en el monasterio) éramos novicios y orábamos con un fervor especial, era tan fuerte esa dulce fragancia, que todo el lugar parecía sumergido en el aroma de la oración. Y puedo dar certeza de que esa fragancia brotaba de nuestro interior, del pecho de cada uno de esos monjes. Sintiendo ese olor tan dulce, muchas veces pensaba: “¿Qué tiene esta oración?”. ¡Es el nombre de Cristo! ¿Y qué no abarca el nombre de Dios en sí? Con el nombre de Cristo, los santos Dones son santificados; en el nombre de Cristo bautizamos, viene el Espíritu Santo y los santos resucitaban muertos. En el nombre de Cristo, todo se puede hacer. Uno de los Santos Padres decía que, cuando el alma abandona cuerpo de un hombre que ha alcanzado la oración pura, los demonios no pueden acercársele, porque esa alma parte llevándose la oración. El nombre de Cristo es su arma. Es un alma que se ha blindado con la oración. ¿Cómo, entonces, podrían acercársele los demonios? ¡Tanto es el bien que nos ofrece la oración!

(Traducido de: Comori duhovnicești din Sfântul Munte Athos – Culese din scrisorile și omiliile Avvei Efrem, Editura Bunavestire, 2001, pp. 320-321)