Es una cosa muy importante asumir tu responsabilidad por estas vidas tan jóvenes y frágiles, que pueden enriquecer al mundo con su belleza, alegría y vigor, pero que también pueden perderse con facilidad. Es algo muy importante cultivarlas y formales un carácter. En todo esto debes pensar cuando arregles tu casa. Tu hogar debe ser el lugar en donde tus hijos crecerán para la vida verdadera y noble, para Dios.

Ciertamente, todo lo que hay en la casa tiene una influencia —beneficiosa o perjudicial— sobre los hijos, incluso los más ínfimos detalles. La misma naturaleza que rodea al hogar influye en ellos y su futuro. Todo lo bello que vean con sus ojos de niños se grabará en sus sensibles corazones. Dondequiera que sea educado el niño, en su carácter quedarán grabdas las impresiones del lugar en donde creció. Luego, la misma casa, limpia, acondicionada con buen gusto, con adornos simples y situada en un lugar agradable, tiene una valiosísima influencia en la educación de los hijos.

(Traducido de: Sfânta Muceniță Alexandra, Cum să educăm ortodox copilul, Editura Sophia, București, 2011, p. 145)