Palabras de espiritualidad

El auténtico compromiso del cristiano

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

No hay otro camino a la vida eterna, fuera del de la cruz: “El que no toma su cruz y me sigue no es digno de Mí” (Mateo 10, 38). Y si el hombre no es digno de Cristo, ¿de quién será digno? ¿De Su enemigo?

Hermano, sigamos a Cristo, nuestro Señor, Quien con misericordia se hizo uno de nosotros, Quien nos llama a Su Reino Celestial y nos lleva a la paz más perfecta y al júbilo eterno, “allí donde es la morada de quienes se gozan”.

Jesús es Dios verdadero, y sin Él nadie podría entrar al Reino de Dios. Así pues, confiémosle nuestra guía y sigámoslo sin titubear, y Él nos llevará al lugar de la paz eterna. Sus elegidos le siguen no con los pies, sino con los corazones llenos de fe, amor, humildad, paciencia y mansedumbre. Amemos nosotros también el camino de Cristo, y sigámoslo. Este es el camino puede parecer el más insignificante, el más humilde, el más despreciado, pero es el único que puede llevarnos a la Patria celestial. “¡Qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida! Y pocos son los que lo encuentran” (Mateo 7, 14)

No hay otro camino a la vida eterna, fuera del de la cruz: “El que no toma su cruz y me sigue no es digno de Mí” (Mateo 10, 38). Y si el hombre no es digno de Cristo, ¿de quién será digno? ¿De Su enemigo? Cualquier cosa que pienses, hermano, a donde tus pensamientos te dirijan, debes tomar tu cruz y seguir a Cristo, es decir, seguirlo con humildad, con amor, paciencia y mansedumbre, lo que significa soportar la tristeza sin lamentarte, porque también Cristo, tu Salvador, fue paciente. (...)

En la medida en que sufras junto a Él, así serás glorificado con Él, como un miembro con su cuerpo, porque dice la Escritura: “Sufrimos con Él, para ser también con Él glorificados” (Romanos 8, 17). “Si alguno me sirve, que me siga, y donde Yo esté, allí estará también Mi servidor” (Juan 12, 26). “¡Espera en el Señor, ten ánimo, sé fuerte, espera en el Señor!” (Salmos 26, 20).

(Traducido de: Sfântul Tihon din ZadonskComoară duhovnicească, din lume adunată, Editura Egumenița, Galați, 2008, pp. 27-28)