El auxilio de Cristo, ese don recibido al ser bautizados
Sabemos, por experiencia, que sin la ayuda de Dios el hombre es completamente débil e impotente en la lucha espiritual. En esta lucha, de acuerdo a las palabras del Piadoso Marcos el Asceta, tenemos un solo refugio, uno que es secreto y que vive en nosotros desde nuestro Bautizo, a Cristo.
San Juan Climaco dice que todos los pensamientos que no revelamos a nuestro confesor se transforman en actos y que, al contrario, las heridas que mantenemos descubiertas no crecen, sino que sanan rápidamente.
Sabemos, por experiencia, que sin la ayuda de Dios el hombre es completamente débil e impotente en la lucha espiritual. En esta lucha, de acuerdo a las palabras del Piadoso Marcos el Asceta, tenemos un solo refugio, uno que es secreto y que vive en nosotros desde nuestro Bautizo, a Cristo, Quien no puede ser vencido. Él luchará con nosotros en esta batalla, si no solamente lo llamamos cuando necesitamos de Su auxilio, sino también cuando cumplimos, de acuerdo a nuestras capacidades, con Sus vivificadores mandamientos.
Abandónate a Su misericordia. De la misma forma, acude a nuestra Señora e Intercesora, a la Santísima Virgen María, cantando constantemente el cántico de la Iglesia: “No tenemos otro auxilio ni otra esperanza, sino solamente a Ti, Señora. Ven en nuestra ayuda, porque en Ti confiamos y a Ti te honramos, nosotros que somos Tus siervos y que esperamos en Ti”.
(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, volumul I, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 152)