Palabras de espiritualidad

El auxilio divino que necesitamos para convertirnos

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

El Santo Apóstol Pablo dice que: “Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores; y el primero de ellos soy yo” (I Timoteo 1, 15).

Santa María Magdalena fue una persona atribulada por las pasiones. Pero, además, fue una de esas personas a las que nuestro Señor Jesucristo transformó totalmente, llevándola al camino de la virtud. Nosotros no tenemos las fuerzas que necesitamos para salir vencedores. Por mucho que estemos atentos a nuestra forma de vida y por más que sepamos todo lo que es nuestro deber, nada podemos hacer por nosotros mismos, porque siempre necesitaremos el auxilio de Dios.

Cuando es tonsurado, al candidato a la vida monacal se le dicen estas palabras: “¿Permanecerás en el monasterio hasta tu último aliento?”. Y él responde: “¡Que así sea, con el auxilio de Dios!”. Nosotros contamos con el auxilio de Dios. Ese mismo auxilio lo recibió también Santa María Magdalena, en el sentido de que nuestro Señor Jesucristo la libró de enfermedades, pasiones y del ataque de los demonios. Y cuando resucitó de entre los muertos, como señal de haber resucitado para los pecadores, se le apareció a Santa María Magdalena, otrora una gran pecadora, para que se supiera que nuestro Señor Jesucristo vino, como dijo Él Mismo, para salvar a los pecadores.

Le dijo a Zaqueo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido (Lucas 19, 9-10). El Santo Apóstol Pablo dice que: “Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores; y el primero de ellos soy yo” (I Timoteo 1, 15).

(Traducido de: Părintele Teofil Pârâian, Gânduri bune pentru gânduri bune, Editura Mitropoliei Banatului, Timișoara, 1997, p. 63)