El anciano daba el siguiente consejo a los monjes:

–—¡La muerte da un cierre definitivo a todo! Por eso, si piensas en tu muerte, verás cómo lo demás te parece vano.

Todos tenemos que prepararnos constantemente para unirnos con Cristo, orando mucho, para que el final nos encuentre en paz y podamos hacernos con un pedacito de Cielo... ¡Pero cuánto hay que trabajar para llegar allí!

(Traducido de: Arhimandritul Ioanichie Bălan, Părintele Paisie duhovnicul, Editura Mitropoliei Moldovei și Bucovinei Iași, 1993, p.111)