El camino del cristiano
¿Es correcto que nuestros pies caminen sobre pétalos de rosas, cuando nuestra cabeza ha sido coronada con espinas?
Las aflicciones son la constante en nuestro camino hacia la Patria celestial, porque no es posible ser coronados si antes no cargamos perseverantemente con nuestra cruz. ¿Es correcto que nuestros pies caminen sobre pétalos de rosas, cuando nuestra cabeza ha sido coronada con espinas? Las aflicciones y las enfermedades son médicos santos. Las podemos endulzar con nuestra fe y con la oración de nuestro corazón, aunque somos nosotros mismos quienes terminamos volviéndolas amargas, con nuestra impaciencia y la pequeñez de nuestra fe en el cáliz del dolor que nos toca enfrentar. Las aflicciones son siempre de provecho.
Para la Providencia de Dios, las tribulaciones son medios para sanar nuestras enfermedades espirituales, humillar nuestro orgullo y apaciguar nuestras pasiones. En verdad, las aflicciones ablandan nuestro duro corazón, nos mueven a acudir a Dios con nuestras oraciones y nos hacen pobres de espíritu e insignificantes para nuestros propios ojos.
(Traducido de: Cuviosul Bonifatie de la Teofania, Bucuria de a fi ortodox, Ed. Sophia, 2011, p. 65)